martes, 15 de marzo de 2011

PEKÍN, PERLA MILENARIA

Barco de Mármol. Palacio de Verano Yí Hé Yuán "Jardín de la Salud y la Armonía"



Autor y fotografía: María José Espinosa



Caos. Tráfico incesante. Cientos de bicicletas que cruzan por todas partes. Contaminación… Y… escupitajos (sí, leyeron bien, escupitajos. No lo iba a decir pero es una realidad que no se puede ocultar. Los chinos escupen constantemente y en cualquier lugar, les da lo mismo). Y, sin embargo, nada de eso puede enturbiar la grandiosidad de Pekín, su encanto mezcla de decrepitud y tradiciones milenarias.



La Ciudad Prohibida Zǐjìn Chéng, literalmente "Ciudad Púrpura Prohibida"

Tendemos a pensar que Occidente es el primer mundo, el no va más de modernidad e historia y no nos damos cuenta de que la cultura asiática y, en concreto, la china se remonta miles de años. Fueron los chinos los que inventaron el papel, la imprenta, la brújula, la pólvora, la seda, el ábaco, las cometas… Algunas de sus creaciones fueron fundamentales en la divulgación del conocimiento y hay que quitarse el sombrero ante todo ello.
Como también tuve que descubrirme ante la belleza de esta ciudad. Es necesario buscarla, no con los ojos, que se topan con lo más superficial y no siempre bonito, sino más adentro. E incluso los empobrecidos Hutong tienen una luz especial. A lo mejor es que yo soy rara. El caso es que volvería a la capital china si tuviera la oportunidad, porque me queda mucho por descubrir.
Aún así, como primer contacto, tuve la gran fortuna de callejear por los Hutong, cenar en la calle de Los Espíritus, una avenida llena de restaurantes y adornada con farolillos chinos muy pintoresca; y tomar una cerveza en una de las terracitas que rodean los lagos. Viajé en el metro de Pekín y lo recomiendo a todo aquel que se sienta bajito, aquí será un gigante. En fin, todo muy auténtico.
Pero lo que hay que contar de Pekín, además de esas pequeñas cosas, son sus grandiosidades, como la tristemente famosa Plaza de Tiananmen: una explanada gigantesca donde siempre hay una enorme cola de chinos a la espera de visitar el mausoleo donde reposan los restos embalsamados de Mao Tse Tung. En uno de los extremos de la plaza está la entrada a la Ciudad Prohibida y, una vez que cruzas esas puertas, es como si la ciudad, con su tráfico y sus ruidos, desapareciera y entraras en uno de esos gusanos que te transportan en el tiempo y viajaras a la época del gran Imperio Chino. Y puedo asegurar que la experiencia es impresionante.
Con sólo poder visitar esta maravilla ya vale la pena el viaje. Aunque también están el Templo del Cielo, el Palacio de Verano, las Tumbas Ming… y lo que me faltó por ver… Tengo que volver, seguro.

La Gran Muralla China Cháng Chéng, "Larga fortaleza"

Y la guinda, el punto culminante y álgido del viaje llegó con la visita a la Gran Muralla China. Ese día hasta salió el sol para que pudiéramos ser testigos de la inmensidad de esta obra. Tuve que pellizcarme para creer que de verdad estaba allí, y me imaginaba la cantidad de vidas, de esfuerzo que se necesitó para construirla. Debió de ser duro y trágico pero el resultado, desde luego, es impresionante.
La visita a la Muralla tiene dos alternativas: a la derecha, la parte fácil y la difícil por el camino de la izquierda. Por la primera iba muchísima gente. Yo opté por lo complicado y arrastré conmigo a algunos compañeros, que temo que en algún momento se arrepintieron y mentaron a mi familia, sobre todo cuando el desnivel se hace casi imposible. Pero llegamos hasta el final y ese fue el mejor premio a nuestro esfuerzo.
Y ahora la parte práctica, que no me olvido. Sí, las compras, te puedes volver loco a comprar ropa y artículos de marca, todos copias pero de una calidad increíble y baratísimo. Y hay centros comerciales gigantes dedicados a ello… una pasada.
No sé si consigo transmitir las sensaciones que me provocó este viaje, que fueron muchas y muy gratas. Quizás sólo hay una manera de comprobarlo, yendo y viviéndolo en persona.
Y es que los chinos, a pesar de lo pequeñitos que son, lo hacen todo a lo GRANDE.
El Templo del Cielo Tian Tan

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